
24 Dic Homilía de Noche Buena
Evangelio del día
Lectura del santo evangelio según san Lucas 2, 1-14
Sucedió en aquellos días que salió un decreto del emperador Augusto, ordenando que se empadronase todo el Imperio.
Este primer empadronamiento se hizo siendo Cirino gobernador de Siria. Y todos iban a empadronarse, cada cual a su ciudad.
También José, por ser de la casa y familia de David, subió desde la ciudad de Nazaret, en Galilea, a la ciudad de David, que se llama Belén, en Judea, para empadronarse con su esposa María, que estaba encinta. Y sucedió que, mientras estaban allí, le llegó a ella el tiempo del parto y dio a luz a su hijo primogénito, lo envolvió en pañales y lo recostó en un pesebre, porque no había sitio para ellos en la posada.
En aquella misma región había unos pastores que pasaban la noche al aire libre, velando por turno su rebaño.
De repente un ángel del Señor se les presentó; la gloria del Señor los envolvió de claridad, y se llenaron de gran temor.
El ángel les dijo:
«No temáis, os anuncio una buena noticia que será de gran alegría para todo el pueblo: hoy, en la ciudad de David, os ha nacido un Salvador, el Mesías, el Señor. Y aquí tenéis la señal: encontraréis un niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre.»
De pronto, en torno al ángel, apareció una legión del ejército celestial, que alababa a Dios, diciendo:
«Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a los hombres de buena voluntad».
Comentario del P. Bruno
Vivimos días complejos. Con gran dolor recordamos lo ocurrido en España con el fenómeno Dana; hace pocos días hubo un fuerte accidente de autobús y un camión en Brasil; estamos viviendo más de cinco decenas de conflictos armados en los diferentes lugares del mundo… en definitiva, al mirar nuestro mundo tenemos la sensación de qué aún hoy nuestro pueblo camina en las tinieblas. A pesar de tantas situaciones dolorosas que estamos viviendo el profeta Isaías nos invita a la esperanza, pues la luz de Dios no dejará de brillar sobre nuestro pueblo. Hoy nuestro pueblo “vio una luz grande; habitaba en tierra y sombras de muerte, y una luz les brilló” (Is. 9,)
Creemos que viene a nosotros una luz que invoca la acción creadora de Dios y, por ende, es una luz que trae consigo la salvación del mismo Dios. Pero ¿cómo se dará todo esto? El profeta Isaías es claro: “porque un niño nos ha nacido, un hijo se nos ha dado (…) y su nombre es Príncipe de la paz”. Si, hoy estamos celebrando que Jesús Niño nos ha traído, a pesar de las circunstancias adversas, la paz que tanto anhelamos.
La gracia de Dios se manifestó en este Niño que nos ha nacido y nos trae la salvación (Tito 2,11). Jesús Niño, que aún dentro del vientre de su madre tiene que caminar en medio de las tinieblas de un “César Augusto”, quien se cree dueño del imperio y del más allá de él, al punto de movilizar a toda una multitud de personas a su beneplácito. Cesar Augusto hace que José y María tengan que movilizarse a la tierra de David, sin saber que así se estaba dando cumplimento a las promesas mesiánicas, promesas que nos revelan que Dios se manifiesta y no permite que su pueblo siga en las tinieblas.
Hoy, Dios nos da el signo de que un Niño envuelto en pañales es el salvador del mundo, el Enmanuel que viene a salvarnos, el que viene a disipar las tinieblas de nuestros días. Hoy más que nunca, con los ángeles, glorifiquemos a Dios que viene a salvarnos en Jesús: “gloria a Dios en el cielo y en la tierra paz a los hombres de buena voluntad”.
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