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Cuatro “conflictos” en León Dehon

David Neuhold dehonianos

Cuatro “conflictos” en León Dehon

Hace unos días informábamos sobre el artículo del P. Stefano Zamboni publicado en www.settimananews.it. Este artículo habla sobre el estudio de David Neuhold sobre el P. Dehon, escrito en alemán, y publicado en italiano bajo el título “Missione Chiesa, Denaro e Nazione”.

En breve este libro tan interesante se publicará en español. De momento, o dejamos el artículo que publicó el  P. Stefano Zamboni traducido.

Cuatro “conflictos” en León Dehon

de Stefano Zamboni

En 2005, poco después de su elección como Papa, Benedicto XVI decidía suspender la beatificación de León Dehon (1843-1925); beatificación ya aprobada por su predecesor Juan Pablo II y fijada el 24 de abril de 2005. Pero ese será el día en el que su sucesor inaugurará solemnemente su ministerio petrino.

El motivo de tal suspensión residía en el presunto antisemitismo de Dehon, quien, en alguno de sus escritos, acusa a los judíos de ser piezas “clave” de aquel sistema capitalista extremo que explota y oprime a los más pobres. Pese a que el Papa Francisco, en la audiencia concedida a los participantes en el Capítulo general de la Congregación de 2015, habló de un Dehon “casi beato”, la situación no ha cambiado hasta el momento.

La figura del Padre Dehon, por lo tanto, aparece como problemática aún a día de hoy. Pero ya durante su vida Dehon había experimentado tensiones y conflictos que atraviesan diferentes ámbitos sean los vinculados a la fundación de su Instituto religioso y a su relación con la Iglesia, sean los complejos problemas sociales, económicos y políticos de su época.

El reciente estudio de David Neuhold también ha sido traducido al español con el título: Iglesia y Misión, dinero y nación. Cuatro perspectivas sobre Léon Dehon, fundador de los Sacerdotes del Sagrado Corazón de Jesús que pronto será publicado por la editorial El Reino. Neuhold toma en serio el potencial contenido que se pone en juego dentro de una situación de conflicto. Usa como apoyo formal la «teoría sistémica de los conflictos» de Franz Simon, quien escribe que hoy en día los “los conflictos gozan de una pésima reputación. Pero se la han ganado solo por un aspecto (incluso si es muy grande). De hecho, se puede estar seguro de que sin conflictos no puede haber cambio ni desarrollo, sea psíquico o social” (nota 300). El conflicto, por lo tanto, puede ofrecernos un retrato auténtico, dinámico y multifacético de una figura compleja como es la de Dehon.

Por lo tanto, Neuhold elige cuatro aspectos de los que surge un “Dehon en conflicto”, un Dehon que se mueve apasionadamente entre temas “sensibles” y problemáticos. El resultado es un retrato vivo y, de alguna manera, inédito.

La misión

La primera área es la de la misión. La misión es considerada en dos de sus aspectos, algo complementarios y que se reclaman entre sí: la fundación del Instituto, que para Dehon es la verdadera misión de su vida, y la misión ad gentes, la apertura misionera más allá de las fronteras francesas.

La vida interna de una Congregación religiosa, con la gestión de la autoridad y sus conflictos, está estrechamente entrelazada con su expansión misionera.

Para analizar este entretejido, Neuhold analiza un “intento” misionero del joven Instituto religioso cuando se instala en Túnez, en la parroquia Sagrado Corazón. Se trata de una presencia que duró unos pocos años, pero que es muy significativa para verificar una serie de cuestiones decisivas, que van desde el peso de las ideas coloniales de la época a la fascinación por el antiguo cristianismo africano; desde el deseo de una presencia del Instituto en la “toma de África” a la resolución de conflictos internos en los que se cuestiona el liderazgo del propio Dehon. En lo que se refiere a este caso, tan sólo veinte años después de la fundación del Instituto, una serie de religiosos cuestionaron la lealtad al carisma original por parte del fundador.

Pero este capítulo también habla de la “percepción del otro”, encontrando páginas interesantes sobre cómo Dehon ve el Islam y su práctica del culto, en la que aprecia su fuerte sentido religioso, dejando claro que la referencia cultural y sentimental preeminente en él es la Francia de su tiempo, que ve reproducida en pequeño en las tierras tunecinas. Por eso ve también allí cómo se enfrentan las “dos Francias”: la Francia tradicional, monárquica y católica, y la Francia moderna, republicana y anticlerical.

La Iglesia

El entrelazamiento de lo interno y lo externo, entre la dinámica de un instituto religioso y su apertura al mundo y a sus instituciones, es una especie de hilo conductor de la exposición de Neuhold. De alguna manera encontramos también esto en el segundo ámbito de análisis: el eclesial o, si se quiere, el eclesiástico. También aquí nos enfrentamos a un Dehon en conflictivo dentro de su propia Iglesia. Lo muestra una paradoja singular: durante un tiempo Dehon será objeto de investigación por parte del Santo Oficio (que decretará la supresión del Instituto sólo unos años después de su fundación) para, posteriormente, ser el mismo Dehon nombrado consultor de la Congregación del Índice y encargado de analizar obras controvertidas provenientes del ámbito francés. Entre ellas se encontrarán las de Charles Maurras, líder de la polémica Action française. En definitiva, como expresa el mismo autor, un Dehon simul censuratus et censor.

Se entrelazan aquí varias perspectivas: el papel de la “censura” eclesiástica, con sus procedimientos de juicio según las autoridades eclesiásticas competentes (diocesano y romano); la ‘Cuestión romana’, que, abierta en 1870 con la desaparición de los Estados Pontificios, representa un delicado momento de transición de la institución eclesiástica y de la autopercepción de la Curia romana; el papel de (supuestas) revelaciones privadas de Sor María de San Ignacio que, en muchos aspectos, representan una amenaza para la institución y que por eso deben ser reguladas por ella; la mirada “externa”, perceptible en los informes de los consultores del Santo Oficio, sobre una devoción moderna, y en muchos sentidos desestabilizadora, como es la del Sagrado Corazón; la compleja relación entre clero secular y clero religioso; la fidelidad o infidelidad a una determinada imagen y concepto de la vida religiosa.

El dinero

La tercera área analizada por Neuhold gira en torno a la cuestión del dinero o de la economía. Dehon está teóricamente interesado en el problema de los préstamos con intereses.

Añadiéndose a una larga y compleja tradición teológica-moral, escribe una obra en la que toma posición en favor de la escuela jesuítica, la cual afirmaba la legalidad de los intereses, desvinculándose así de la escuela dominica, contraria a cualquier cambio en la doctrina tradicional sobre la usura.

Pero, en términos más generales, Dehon aborda la cuestión del dinero de una manera abierta y ‘moderna’. Lucha contra el pauperismo, que transformaría a los países católicos en lugares tristes y sombríos como aquellos en los que hay Hermanos moravos (iglesia evangélica pre-luterana requirió a los ricos que abandonaran sus riquezas y la pompa mundana que exige vivir la pobreza voluntaria separando de la comunidad quien no lo acepte). En cambio, considera que el dinero es necesario en una economía moderna y dinámica, a la par que repite a menudo un topos moral de desconfianza hacia ella. Por lo demás, Dehon hereda de su familia una gran suma de dinero que invertirá en su Instituto y sin la cual probablemente no hubiera podido existir mucho tiempo. El Instituto fundado por Dehon es suyo desde un punto de vista espiritual, por supuesto, pero también lo es desde un punto de vista económico.

Esto permite desarrollar una reflexión más general sobre la relación entre vida religiosa y economía, evidenciando los diferentes aspectos de lo que se ha llamado “economía de la providencia”. En un momento en el que diversas instituciones se enfrentan al empobrecimiento resultante de las expropiaciones ejecutadas por la Revolución francesa, éstas deben encontrar su manera de encajar en un sistema económico muy diferente al del Antiguo régimen. Es muy interesante, en este contexto, la reflexión sobre el llamado “silencio en cuestiones monetarias” que caracteriza, a menudo incluso hasta hoy, la gestión del dinero por parte de los Institutos religiosos.

La nación

El último aspecto del estudio de Neuhold es el de la nación. La nación es aquí la “Gran nación” por excelencia, ¡Francia!, a la que Dehon, si bien en general casi todo el catolicismo francés de la época, atribuye una misión casi mesiánica.

Este papel providencial que parece haber sido negado por la crisis de la Revolución francesa, sin embargo, siguió siendo una especie de utopía creativa, una referencia mítica que abría esperanzas de renovación pese a las derrotas históricas.

También se afronta aquí un “conflicto”.

La Francia revolucionaria, anticlerical y republicana se opone a la Francia católica y monárquica; modernidad y tradición se combaten mutuamente en busca de no fáciles equilibrios.

Inicialmente de tendencias monárquicas, Dehon se unió, en cuanto abbé democrático, al ralliement promovido por León XIII. El conflicto muestra en este caso su función dinamizadora: las posiciones se profundizan y se perfilan, sin dejar de pertenecer a dos polaridades opuestas. Además, gran parte de los conflictos que se experimentarán dentro del Instituto dehoniano no serán generados por diferencias teológicas, sino por las diferentes opciones políticas.

Todo esto reverbera en una cuestión, a primera vista, marginal: la bandera nacional francesa. Hubo entonces una disputa sobre qué forma debería tener la bandera nacional: tricolor (considerado irremediablemente revolucionario) o blanca (propia de la monarquía ya fatalmente anticuada). A la polémica se une otra: la de quienes verían bien incluir la efigie del Sagrado Corazón en la bandera francesa para proteger así a la “hija predilecta de la Iglesia”, según la petición de Santa Margarita María de Alacoque. Estamos ante el poder de las imágenes y los símbolos en un contexto lleno de tensiones y conflictos.

Como se puede apreciar, no es ésta una biografía en el sentido clásico, sino a un estudio crítico que, con suerte, allanará el camino a más investigaciones históricas.

La portada del libro, que reproduce una misma foto de Dehon pero en cuatro colores diferentes, siguiendo el estilo creado por Andy Warhol, es muy evocadora. No sólo se alude así a las diferentes perspectivas que ofrecen los cuatro temas analizados a través de la lente del historiador, sino también a la personalidad polifacética del protagonista de sus páginas.

El padre Dehon es, de hecho, una figura compleja, que ha dejado un legado rico y fructífero. El historiador tiene la tarea de examinarlo cuidadosamente y sus religiosos la misión de continuar su legado carismático.

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