
17 Jun La Corona de los misterios del Corazón de Jesús (2): Los misterios de la Pasión
En esta segunda entrega sobre la Corona del Corazón de Jesús, que nos dejó como herencia el Venerable P. León Dehon, se nos invita a poner nuestra mirada contemplativa sobre el ejercicio del Sacerdocio de Cristo manifestado en su Pasión y Muerte.
Es la segunda de esas “tres Coronas reunidas [que] forman una Tiara mística, con la que los devotos al Sagrado Corazón amarán coronar al Rey de su amor” (EXT 8035126/2).
En su artículo Couronne d’or du Sacré Cœur de Jésus, Dehon explica que:
“En la segunda Corona, la de la Pasión, considerando al Corazón de Jesús como Pontífice y Sacerdote universal, que nos redime por la oblación y derramamiento de su sangre, le rogamos que aplique sus infinitos méritos a los pobres pecadores; pedimos la creciente perfección del sacerdocio católico y la exaltación de nuestra madre, la santa Iglesia”.
Contemplar la Pasión desde el Corazón de Cristo
Ante la inmensidad de este misterio de muerte y resurrección, el P. Dehon dirige nuestra contemplación a dos momentos clave:
1. El Huerto de los Olivos
“Entonces va Jesús con ellos a una propiedad llamada Getsemaní…” (Mt 26,36-39)
Dehon reconoce en esta escena el núcleo de la pasión interior del Corazón de Jesús. Para él, este momento de agonía en Getsemaní es central, pues en él Cristo acepta todos los sufrimientos por amor a nosotros:
“Este Corazón divino quiso amarnos hasta el punto de padecer todas las angustias de la tristeza, del miedo y del tormento; y pasar por un estado de desolación interior sin parangón”.
(cf. Dehon, CAM 2/24-26)
2. El Costado traspasado en la Cruz
“Uno de los soldados le atravesó el costado con una lanza, y al instante salió sangre y agua…” (Jn 19,32-37)
Para el P. Dehon, la apertura del Corazón de Jesús es “el misterio de los misterios, el fundamento de todos los demás”, porque resume toda su vida: Encarnación, Pasión, Gloria y Eucaristía.
“¿Qué sería la oblación del Salvador, su vida, su inmolación en la cruz, su misma muerte, si no extrajese su linfa del Corazón de Jesús?”
(cf. Dehon, CAM 2/193)
Este es el gran misterio del Amor, fuente y canal de todas las gracias. Hagamos un acto de fe y de amor al Corazón traspasado, signo de un Dios que nos ama hasta el extremo.
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