https://dehonianos.com/wp-admin/admin.php?page=wpcode
 

Domingo XIV del Tiempo Ordinario

Domingo XIV del Tiempo Ordinario

Concernidos y bullangueros

Señor, tú nos quieres concernidos. La mies es mucha. El trabajo, infinito. Casi imposible atender todo lo que te propones hacer a través de nuestras manos.

Se trata del Reino de Dios: ya ha llegado y es urgente. Es para todos, y son demasiados. Muchos no se han enterado, y es vital, porque lo esperan, lo necesitan, lo anhelan. Y nosotros somos muy conscientes. Nos preocupa. Por eso recogemos tu invitación a orar:
«Rogad, pues, al dueño de la mies que envíe obreros a su mies».

Orar no es poco. Está muy bien. Pero no sé si eso es exactamente lo que nos pides. Porque hemos separado esa frase de la siguiente:
«¡Poneos en camino!»
O sea, que el mensaje completo sería más o menos este:
«Ha llegado el Reino de Dios, orad a Dios para que envíe obreros, y vosotros que me estáis escuchando, ¡poneos en camino!»

Somos nosotros los que nos tenemos que sentir aludidos.

Lo de no llevar alforja, ni bolsa, ni kit de emergencia, ni un «por si acaso», es para nosotros. No importa el dónde haya que ir, parece; pero sí importa el cómo. No podemos ir como comerciales que parecen saberlo todo de las necesidades ajenas, como vendedores de crecepelo. No nos dejemos fascinar por los grandes números, las liturgias solemnísimas o los medios de comunicación eficaces.

Nuestro estilo es otro: ir con poco, con lo suficiente, para que se nos vea con toda nuestra pobreza y toda nuestra autenticidad. Porque nosotros somos el mensaje. Tu gracia es la que se tiene que dejar ver, no nuestros medios.

Por eso nos pides que nos quedemos en la casa de la gente, que compartamos su vida, su café y sus pastas. Que nos conozcan. Que vean nuestras costuras y nuestras manías, nuestros fracasos. Pero quieres que les contemos nuestra historia, esa en la que tú nos salvas con tanta misericordia. También deseas que no tengamos dinero para pagar y no tengamos más remedio que hacerlo con la paz.

¡Portadores de paz, no de recetas! Que vayamos con la liberalidad del que no espera nada, porque no tiene nada que perder. Somos criaturas nuevas, lo hemos ganado todo con tu resurrección.

Por eso ya no cuentan cargos, ni galones, ni méritos, ni privilegios, ni circuncisión, porque estamos crucificados para el mundo. Nuestra única gloria es haber sido amados a precio de sangre y haber sido elegidos, a pesar nuestro.

¿Y qué ganamos nosotros con todo esto?
La alegría.
El gozo de saber que el mal está sentenciado. Pisaremos serpientes y no nos harán daño, porque los que tienen poder en este mundo no lo tendrán jamás sobre nosotros. Veremos salir demonios en nuestra presencia, porque tu Espíritu es imparable y nos permite aliviar a la gente de sus pecados y angustias.

La alegría de saber que estás actuando a través de nuestro quebrado servicio tiene que ser una sensación extraña: satisfacción mezclada con abrumador espanto. Que puedas hacer tanto a través de unas manos tan torpes como las nuestras, ¡qué atrevimiento!

Sin embargo, lo más fascinante, lo que será difícil de contar y describir con palabras, debe ser participar de la fiesta: salir a la calle de cada Jerusalén (o de Gaza, o Kiev, de Nueva York, de Teherán, o Jartum o Salamanca) y ver a todo el mundo festejando.

Todos los que en algún momento tuvieron que llevar luto, los que les ha tocado llorar y perder, estarán un día en la calle alegrándose de tu alegría. Una fiesta serena y contenida en la que las madres saldrán confiadas a dar de mamar a sus hijos en las plazas. Los niños quedarán saciados y, colgados de sus ubres abundantes, se quedarán dormidos mientras sus madres les acarician los rizos suavemente.

Ese espectáculo merecerá la pena verlo y celebrarlo, te lo aseguro.

Para eso nos quieres concernidos, implicados. Pero también bullangueros.
Sin pereza para ponerse en camino y sin excusas como para perderse la fiesta.

scjdehonianos
[email protected]
No hay comentarios

Sorry, the comment form is closed at this time.

togel online wengtoto wengtoto wengtoto wengtoto wengtoto