Yo soy el Agua Viva

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Yo soy el Agua Viva

CUARESMA 3º DOMINGO – A

Los domingos 3º, 4º, y 5º de Cuaresma conservan la estructura de la catequesis bautismal que recibían los catecúmenos de los primeros siglos antes de la Pascua. Catequesis que hacen referencia a Cristo como Agua viva, Luz del mundo, Resurrección y Vida nuestra.

Este domingo 3º  se centra en la imagen del agua;  lo que es y significa el agua bautismal.

El agua natural es algo indispensable para la vida de cualquier humano, animal o planta. Es elemento primordial.  La sed, o ausencia de agua, puede ser la situación más terrible con la que uno puede toparse en la vida.

Los israelitas en el desierto son víctimas de esta ausencia de agua por lo que llegan a poner en duda la presencia de Dios en medio de ellos. Es la gran tentación en medio de cualquier peligro sobre todo si este es catastrófico. El hombre pone a prueba a Dios o lo que es lo mismo duda de Dios y de su existencia.

Moisés intercede ante Dios que hace manar agua viva de la peña de Horeb. Agua viva es el agua de manantial o de pozo, que salta o mana de las piedras, de las rocas.

La mirada de fe de Israel hará ver que la peña de Horeb y su agua remandaban a otra Roca mayor, mejor y más profunda que era Yahvé-Dios que traía la salvación total del pueblo.

El evangelio de la Samaritana es largo y tiene muchos recovecos. Es una gran catequesis bautismal del evangelista Juan que va desde el encuentro fortuito con Jesús de una samaritana (pueblo en ruptura con los judíos) hasta la conversión y la fe en Jesús como Mesías y Señor y en su misión y testimonio entre los de su pueblo que también se convertirán.

En el diálogo entre Jesús y la samaritana siempre hay dos niveles de comprensión. El de la samaritana será la comprensión primera o elemental. El agua es el agua y la sed es la sed y el monte de Gorazín será el monte de Gorazín. Jesús arranca de este lenguaje pero quiere hacer llegar a un nivel más profundo que es tan real como el primero pero que es necesario detenerse, escrutar para poder descubrir y contemplar esa realidad mayor.

Jesús en el brocal del pozo de Jacob. Es bueno tenerlo presente desde el principio porque del pozo de Jacob pasaremos al final al “pozo” que es Jesús en persona.

Jesús tiene sed y pide agua a la samaritana. “Dame de beber”. La mujer se extraña de la petición. Jesús le dice: “Si conocieras del don de Dios…él te daría agua viva”. La palabra “conocer” es una palabra que abre a las profundidades de la amistad y del amor. Dios ofrece ese calado de amor comparable al agua viva y más que viva. La samaritana entra en el diálogo. Se abre al encuentro personal y llegará a descubrir esa agua viva que ofrece Jesús. Un agua que no necesita de cántaro ni de cuerda para ser sacada sino que es ofrecida gratis al que cree. Es el agua de la vida, el agua de la Gracia que llega al corazón lo transforma y lo hace renacer a una vida nueva, convierte el corazón en manantial de agua-amor que saltará hasta la vida eterna. Florecerá en resurrección y vida.

Jesús le dice: “Créeme, mujer”. Fíate de mí. Aquí hay alguien más que un profeta. Tú esperas al mesías y al cristo. “Soy yo; el que habla contigo”.

El encuentro y el diálogo llegan al momento cumbre de la revelación de Jesús. “Soy yo el Ungido de Dios”. La samaritana se queda aturdida ante la revelación; pero ante los hechos que ella ha palpado (le ha dicho todo sobre su vida) llega a la fe en Jesús como Mesías de Dios. Se olvida del cántaro y del agua y se vuelve a Sicar para anunciar lo que ha descubierto en aquel hombre sediento. Y muchos creyeron en él por el testimonio de la mujer y después por lo que ellos mismos constataron en el tiempo que Jesús accedió a pasar en su pueblo.

El pozo de Jacob pasa a un segundo plano y Jesús pasa a sustituir aquel pozo. Es el nuevo pozo de donde brota el agua viva.

Él es la roca que nos salva. Esa roca que será herida en el calvario con la cruz plantada en el monte. Cruz que es nueva vara de Moisés. Pero la roca herida será el mismo Cristo y su corazón traspasado. De él manará el agua viva que nos regenera en el bautismo y hará que en nuestros corazones manen agua viva-amor que saltará o nos llevará hasta la vida eterna definitiva en Cristo resucitado.

Por esta razón san Pablo clama: “Hermanos: ya que hemos recibido la justificación por la fe, estamos en paz con Dios, por medio de nuestro Señor Jesucristo”. Esa es la buena noticia que hemos de repetir este domingo. Estamos en paz con Dios. En el bautismo hemos sido justificados o santificados o hechos hijos de Dios. En verdad que lo somos. Esa es nuestra fe y nuestra esperanza. Y la esperanza no defrauda, porque el Amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones. Ese es el AGUA VIVA. El Amor de Dios, el Espíritu Santo derramado en nuestros corazones.

Es una buena noticia o al menos a mí me suena como tal. Es domingo en Cuaresma. Es Pascua. Pero sobre todo es una invitación a tomar conciencia del valor del agua bautismal que hemos recibido y que renovaremos en esta Pascua.

Hemos de remozar nuestros compromisos bautismales. Hemos de vivir la alegría de una esperanza fundamentada en Cristo. Hemos de saber llevar esta nuestra fe y nuestra esperanza a nuestros propios familiares y paisanos. Hemos de ser testigos y apóstoles del Evangelio.

Merece la pena que descubramos todos juntos donde se encuentra el hontanar del agua viva que nos trae la paz y la salvación.

 

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Gonzalo Arnaiz Alvarez scj
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