
25 Jun León XIV: Para una Iglesia que busca
Por Sergio Ventura
«Profesor, ¿qué piensa del nuevo Papa?». Esta será la pregunta que me harán cuando entre en cada clase. Esto es lo que responderé: «En realidad, no puedo pensar –en el sentido fuerte de la palabra– nada. Solo puedo confesar que su rostro me ha resultado simpático, su sonrisa me ha conmovido, así como ese folio en el que escribió –imagino que velozmente– los apuntes de su primera bendición Urbi et Orbi. Quizá, a partir de esta última, puedo esbozar alguna esperanza. Pero nada más».
Las primeras palabras de León XIV dan continuación literal a las últimas de Francisco: «¡La paz esté con todos vosotros! Esta es la paz de Cristo resucitado, una paz que desarma y una paz desarmante».
Espero, por tanto, que León XIV se haga eco y amplifique –entre las personas, las familias y los pueblos todos– la «voz débil pero siempre valiente» de Francisco contra todo rearme. Porque no es con el rearme como se podrá buscar la «paz» y la «justicia», superar el «miedo» y realizar la convicción de que «el mal no prevalecerá».
Inmediatamente después, el énfasis de León XIV se posó en otra imagen igualmente cercana al testamento espiritual de Francisco, depositado en su homilía de Pascua. El nuevo Papa no habló efectivamente de un Cristo que «hay que buscar en otra parte», sino que dejó claro que Él, con su «luz», «nos precede» siempre.
La esperanza, por tanto, es que esta precedencia de Cristo aclare aún más cómo cualquier evangelización misionera del mundo, por mucho que el mundo la «necesite», solo tiene lugar si Él es «el puente». La Iglesia, empezando por la de Roma, debe limitarse a «construir puentes, con el diálogo, con el encuentro», «siempre abierta a recibir (…) con los brazos abiertos (…) a todos los necesitados».
Por último, en esta época de reapropiación postmoderna de un soberanismo nacional y continental decimonónico, desafortunadamente siempre precursor de guerras, ha sido provocador para el «agustino» León XIV recordar como única «patria» esa Ciudad de Dios que Él «nos ha preparado». No una nación específica, no un conjunto igualmente específico de naciones unidas en un continente. Sino otro lugar, una alteridad –y esta es mi tercera esperanza– hacia la que encaminarse de esa manera «sinodal» que debería ser la característica principal de una Iglesia que «busca», y por tanto escucha a todos y discierne todo.
Por lo demás, está el nombre elegido.
En el Islam, Alá tiene 99 bellos nombres, pero el número 100 es secreto. Aquí conocemos algunos de ellos, aunque con su, incluso trágica, ambivalencia:
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León I detuvo a Atila.
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León II confirmó el sexto concilio ecuménico.
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León XIII escribió la primera gran encíclica social.
Pero otros León representan momentos menos salvíficos y más peligrosos:
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León III coronó a Carlomagno.
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León IV construyó las murallas leoninas.
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León IX murió antes del cisma con la Iglesia ortodoxa.
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León X excomulgó a Martín Lutero.
¿Qué León encarnará el antiguo cardenal Prevost? Solo la historia de los próximos años nos lo revelará. Podemos, como él pidió, «ayudarnos» y «ayudarlo» a ser el Papa de una Iglesia que busca:
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La paz desarmada y desarmante
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La luz de un Cristo que siempre nos precede
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Una patria distinta a la del Poder
El artículo Sergio Ventura es el autor del artículo titulado originalmente ‘Leone XIV: per una Chiesa che cerca’ y publicado el 9 de mayo de 2025
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