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QUIÉN ES JESÚS

QUIÉN ES JESÚS

Evangelio del día

Lectura del santo Evangelio según san Juan 6, 41-51

En aquel tiempo, los judíos murmuraban de Jesús porque había dicho: «Yo soy el pan bajado del cielo», y decían:
«¿No es este Jesús, el hijo de José? ¿No conocemos a su padre y a su madre? ¿Cómo dice ahora que ha bajado del cielo?»

Jesús tomó la palabra y les dijo:
«No critiquéis. Nadie puede venir a mí si no lo atrae el Padre que me ha enviado.

Y yo lo resucitaré en el último día.

Está escrito en los profetas: “Serán todos discípulos de Dios”.

Todo el que escucha al Padre y aprende, viene a mí.

No es que alguien haya visto al Padre, a no ser el que está junto a Dios: ese ha visto al Padre. En verdad, en verdad os digo: el que cree tiene vida eterna.

Yo soy el pan de la vida. Vuestros padres comieron en el desierto el maná y murieron: este es el pan que baja del cielo, para que el hombre coma de él y no muera.

Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo; el que coma de este pan vivirá para siempre.

Y el pan que yo daré es mi carne para la vida del mundo»

 

Reflexión de la homilía

Escribo el jueves 8 de agosto. Santo Domingo de Guzmán. Un gran santo del que se decía que hablaba mucho con Dios y de Dios. Un hombre de una gran experiencia de fe donde Jesucristo, verdadero Dios y verdadero Hombre era la puerta para entrar en el misterio de la Trinidad. Jesús era “hombre verdadero” y por él nos llega la redención y el perdón de los pecados, y la Vida eterna.

En la lectura del día (Mt 16, 17-23) suena la pregunta de Jesús a los suyos: “Vosotros, quién decís que soy yo? Esta pregunta, siempre pertinente, la contemplaremos en breve en un próximo domingo. Hoy quiero hacerme eco de ella, respondiendo desde el evangelio de Juan. Está claro que Juan escribe su evangelio para que “creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que creyendo tengáis vida en su nombre” (Jn 20,30). Es decir, Juan, en su evangelio responde a la pregunta diciéndonos quién es Jesús para él y su comunidad. De todo el evangelio, el capítulo 6 tiene algo particular, porque en él se nos dan pistas avanzadas para descubrir la verdadera realidad que se manifiesta en el carpintero de Nazaret.

Hago el recorrido por todo el capítulo 6º, menos “la cumbre” de ese capítulo que será proclamado en el próximo domingo.

  1. Punto de partida es la multiplicación de los panes.

“La gente entonces, al ver el signo que había hecho, decía: «Este es verdaderamente el Profeta que va a venir al mundo”

En el signo de la multiplicación veíamos como Jesús es alguien más que Moisés y alguien más que Elías. Alguien más que “La Ley y los Profetas”. Digamos que lleva a cumplimiento y a plenitud lo que se anuncia en el A.T. Con Él se empieza un nuevo Éxodo y una Nueva Alianza. La gente llega a afirmar que Jesús es el profeta que tenía que venir.

  1. Él les dijo: «Soy yo, no temáis».

Aparece la afirmación “Soy yo”. Jesús se manifiesta como cercano a Dios o dentro de la esfera de Dios. Asoma en la afirmación la divinidad de Jesús. Su ser “verdadero Dios”.

  1. Trabajad no por el alimento que perece, sino por el alimento que perdura para la vida eterna, el que os dará el Hijo del hombre; pues a este lo ha sellado el Padre, Dios».

El Padre, Dios ha sellado (troquelado, ungido) a Jesús. Jesús, no deja nunca de señalar hacia el Padre. El Padre, es la fuente y el origen de todas las cosas. El Padre no ha sido engendrado por nadie ni procede de nadie. Por Jesús conocemos el misterio de Dios Trinidad, pero no podemos olvidar que el Padre es la fuente y el origen de todas las cosas. Jesús recogerá todo y recapitulará todas las cosas para llevárselas al Padre. No podemos olvidar que la oración de Jesús es siempre dirigida al Padre y nos enseña a rezar diciendo: “Padre nuestro”. Podemos pedir cosas “en su nombre”. Él las presentará al Padre.

  1. Respondió Jesús: «La obra de Dios es esta: que creáis en el que él ha enviado».

Creer, fundamentalmente, solo se puede creer en Dios. Jesús se manifiesta como el enviado del Padre. Creer en Jesús es creer en el Padre. Porque Jesús no suplanta al Padre sino que lo manifiesta. Dios es PADRE misericordioso. Jesús es el Hijo de Dios, su enviado. Y si el Hijo está con el Padre desde el principio, para darnos a conocer al Padre es enviado al mundo. Se encarna en el seno de María y nace en Belén de Judá como verdadero hombre. Sin dejar de ser Dios, entra en la historia humana como verdadero hombre.

  1. Es mi Padre el que os da el verdadero pan del cielo. 33Porque el pan de Dios es el que baja del cielo y da vida al mundo».

El Padre es el que ofrece el verdadero pan del cielo. El maná era figura. Lo definitivo será el pan bajado del cielo que es el Hijo de Dios hecho hombre.  Jesús les contestó: “Yo soy el pan de vida. El que viene a mí no tendrá hambre, y el que cree en mí no tendrá sed jamás” «Yo soy el pan bajado del cielo». El maná era una gran ayuda pero no saciaba para siempre. El agua del pozo de Sicar saciaba la sed pero no para siempre. Jesús es el alimento que no perece y el agua viva que salta hasta la vida eterna. Creer en Jesús, aquí y ahora, nos sacia y nos quita la sed y da fuerzas para seguir nuestra travesía del desierto hasta la plenitud de la Vida en la resurrección de entre los muertos. Lo afirma clarísimamente Jesús cuando dice: “Esta es la voluntad de mi Padre: que todo el que ve al Hijo y cree en él tenga vida eterna, y yo lo resucitaré en el último día».

  1. Nadie puede venir a mí si no lo atrae el Padre que me ha enviado. Y yo lo resucitaré en el último día.

De nuevo la afirmación del Padre como origen de todo. Él es la fuerza, el imán, el que atrae. Entramos en el campo de La GRACIA. Entramos en el campo o en la esfera de Dios. Y es que no nos podemos salir de ese campo. En Él existimos, nos movemos y somos. ¿Puede un padre (madre) olvidarse de sus hijos? NO. Dios no discrimina nunca. Somos todos “favoritos”. Si el sol sale para todos y la lluvia cae para buenos y malos, la “atracción” de Dios es sobre todos y en todo lugar y tiempo. Se nos pide que aceptemos esta realidad. Que Dios es “mayor” que cada uno de nosotros. Se nos pide que no nos pongamos el impermeable y nos dejemos empapar por el Espíritu de Dios que revolotea permanentemente sobre las “aguas” de la historia. No pongamos piedras a la acción de Dios sobre nosotros. Abrir las puertas y compuertas al chorro de gracia y de vida que nos llega por Jesucristo.

  1. No es que alguien haya visto al Padre, a no ser el que está junto a Dios: ese ha visto al Padre.

Jesús estaba junto a Dios desde el principio. (Prólogo del evangelio). Él ha visto al Padre y nos lo ha dado a conocer. Dios es el Padre y él es el Hijo de Dios. Por eso es el revelador del Padre. Por eso es bueno escuchar lo que dice el Hijo amado del Padre, el predilecto.

  1. Pare el próximo domingo se abre la perspectiva del pan de vida. Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo; el que coma de este pan vivirá para siempre. Y el pan que yo daré es mi carne por la vida del mundo. El que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna, y yo lo resucitaré en el último día.

Lo veremos el próximo domingo. Que en estos días de calor, se nos caliente en corazón contemplando la realidad de la personas de Jesús y sepamos cada día ir profundizando más en la realidad que nos manifiesta y sigamos enamorándonos de él como el camino, la verdad y la vida.

  1. Gonzalo Arnáiz Álvarez, scj.
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