22 Oct Testimonio desde Quito del P. Pedro Jesús Arenas
Ecuador ha vivido días muy complicados. Los enfrentamientos entre gobierno e indígenas crearon un ambiente de tensión en las calles de Quito. Allí nuestros religiosos dehonianos han vivido momentos muy difíciles.
El P. Pedro Jesús Arenas, desde Quito, nos ha contado cómo vivieron aquella situación nuestros misioneros, y cómo afectó a algunos de nuestros proyectos en la zona.
Según nos señala, en las calles de Quito donde se daban los enfrentamientos, el parque “El Arbolito”, parque “El Ejido” y los alrededores de la Asamblea nacional, “había un caos terrible: hogueras por todas partes, murallas de adoquines o de llantas quemadas, miles de personas protestando y lanzando piedras, policías a caballo, a pie y en tanquetas llamadas “trucutú” y militares usando una fuerza desproporcionada con bombas lacrimógenas, gas pimienta, disparos de perdigones lanzando desde la calle y desde las azoteas de los edificios”.
Por otra parte, en las calles donde no había enfrentamientos estaban totalmente vacías, los comercios cerrados, no había tráfico. “Hubo muchos asaltos a farmacias, establecimientos comerciales y a la poca gente que se arriesgó a sacar el carro para desplazarse” nos comenta el religioso.
Asimismo, considera que algunos medios de comunicación “han tergiversado las noticias manteniéndose en una postura partidista y alejada de la realidad”.
Los misioneros dehonianos en Ecuador han vivido estos días pasados con mucha preocupación, muy cerca de la gente necesitada y orando mucho para que esta situación acabase pronto y del mejor modo. “En la Casa de Formación hemos hecho una lectura creyente de la realidad y al analizar todo lo que estaba pasando estuvimos de acuerdo que las medidas económicas impuestas por el gobierno dañaban a los más vulnerables y eso nos impulsó a ayudar a los indígenas que estaban en la universidad salesiana” indica el P. Pedro Jesús.
Debido a la situación de crisis que estaba viviendo el país, el Centro de Día Sagrado Corazón, que atiende a ancianos, “estuvo cerrado toda la semana pues no se podía garantizar la seguridad de los ancianos ni de los empleados. Los jóvenes de la Casa de Formación no tuvieron clases ni en la universidad ni en la Conferencia de religiosos. Con ellos se organizó la formación los días lunes 7, martes 8 y miércoles 9, y el resto de días estuvieron ayudando como voluntarios”.
Sin embargo, en Bahía de Caráquez no ha habido tantas consecuencias por este paro al estar más alejados de la capital. “Pero sí se vivió con mucha preocupación también porque al estar las vías cortadas no llegaban los víveres, el gas, y la gasolina a las ciudades”.
Tras días de mucha tensión, se llegó a un acuerdo de las organizaciones indígenas junto con el gobierno para derogar el decreto ley que provocó el paro. “Se está trabajando de manera conjunta para implementar un nuevo decreto que beneficie a todos, especialmente a los más pobres. También se han producido numerosas detenciones desde el lunes de manera arbitraria con la acusación de haber organizado las protestas. La Iglesia se está movilizando en algunos casos para que haya justicia y no represalias por lo ocurrido”.
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