Dehonianos

Mujer orando al amanecer simbolizando la perseverancia en la fe y la sed de justicia.

La parábola de la viuda insistente nos recuerda la opción y predilección de Jesús. Nuevamente se puede decir que la primacía de los últimos inspira siempre la actividad de Jesús al servicio del Reino. Para Él, los últimos son los primeros. Ser compasivo como el Padre exige buscar la justicia. El reclamo que hoy le hace la viuda al juez.

Según el relato de Lucas, el Espíritu de Dios empuja a Jesús hacia los más pobres. En la sinagoga de Nazaret lo presente aplicándose a sí mismo estas palabras del libro de Isaías:

El espíritu del Señor está sobre mí, porque me ha ungido. Me ha enviado a anunciar a los pobres la Buena Noticia… (Lc 4, 16-22)

Estamos en el inicio del evangelio de Lucas, y ya se nos presenta la primera preocupación de Jesús, lo que está más dentro de su corazón. Jesús sugiere empezar por rescatar la vida de los últimos, haciéndola más sana, más digna y más humana. Es el reclamo de la viuda de hoy, que por el hecho de ser viuda, símbolo por excelencia de la persona que vive sola y desamparada, no tiene marido ni hijos que la defiendan. No cuenta con apoyos ni recomendaciones. Sólo tiene adversarios que abusan de ella, y un juez sin religión ni conciencia al que no le importa el sufrimiento de nadie.

Lo que está al inicio del Evangelio de Lucas y lo que se nos presenta al final, no es un capricho. Sólo reclama justicia. Es el reclamo de Jesús para todas las generaciones y la protesta de la viuda repetida con firmeza ante el juez: «Hazme justicia».
Su petición es la de todos los oprimidos injustamente. Un grito que está en la línea de lo que decía Jesús a los suyos:

Buscad el Reino de Dios y su justicia (Mt 6, 33)

Hasta cuatro veces se repite la expresión “hacer justicia”. Más que modelo de oración, la viuda del relato es ejemplo admirable de lucha por la justicia en medio de una sociedad corrupta que abusa de los más débiles. Eso era ayer, en tiempo de Jesús. ¿Y hoy podemos decir que se han superado todo tipo de injusticia? ¿Podemos decir que hay justicia en la tierra cuando vemos los sufrimientos a nuestro alrededor?

Si, al entrar en oración, nos encontramos de verdad con Dios, ¿cómo no somos capaces de escuchar con más fuerza las exigencias de justicia que llegan hasta su corazón de Padre?