Dehonianos

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¡Qué libro tan estupendo el de Los Hechos de los Apóstoles!
¡Uno diría que son aventuras y desventuras de la fe! Las maneras en que los primeros cristianos entendieron el mensaje de Jesús y lo fueron limpiando, clarificando, haciéndolo más puro en su esencia, más claro y abierto de miradas.

La actividad de Pablo y Bernabé es admirable, y allá donde van animan y exhortan, rezan y disciernen, y vuelven a viajar, y vuelven a compartir lo que Dios había hecho por medio de ellos, y cómo había abierto a los gentiles la puerta de la fe.
Mensaje totalmente revolucionario para la época.

Y, sin embargo, a mí me parece que después de dos mil años, la perseverancia en el camino de la fe sigue siendo un proceso de lucha interior y exterior:

  • Interior, contra nosotros mismos, en nuestras inclinaciones más egoístas y oscuras.

  • Exterior, contra las circunstancias, situaciones y personas que, a veces, tratan de obstaculizar nuestro camino de seguimiento.

Y cuando somos capaces de equilibrarlo, entonces podemos crecer hacia ese “mandamiento nuevo” que nos da hoy Jesús:

“Que os améis unos a otros como yo os he amado.”


Amar como Él nos amó

Bien, se trata entonces del amor de Dios, que es universal, sin condiciones y sin límites
¿Y eso en el 2025 cómo lo traduzco? ¿Cómo traduzco ese amar como Él nos amó?

Debería repetir de nuevo que es andar su mismo camino y dirección;
interesarse por quien está lejos;
tomarse en serio las situaciones de quien sufre;
saber llorar con quien llora;
tender la mano al prójimo

¿Es esto suficiente para ti, lector?
Quizá parezcan bonitas generalidades. Puede ser. Entonces, cada uno, al final, hace su propio camino, tanto interior como exterior, y ahí decide cómo crecer en la fe, cómo involucrarse por un mundo mejor al estilo del Nazareno (como Él nos amó).


¿Qué estilo es ese?

El de aquel que cree que uno puede educar su cabeza, corazón y cuerpo de tal manera que descubre que:

  • se puede dar sin esperar algo a cambio,

  • se puede perder porque al final ganamos todos,

  • se puede dedicar tiempo gratis a los desfavorecidos,

  • se pueden hacer muchas cosas por aquellos que tienen menos,

…y lo mejor: descubrir que también se es feliz,
a veces, mucho más feliz de lo que uno imaginaba.

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