Domingo XXXIII del Tiempo Ordinario
Al escuchar, meditar y profundizar en el Evangelio, siempre viene al pensamiento la idea de que nuestro mundo y nuestra sociedad no son muy distintos a los de ayer ni a los del tiempo de Jesús. En qué época no ha habido guerras, revoluciones, terremotos, epidemias, hambre, signos en el cielo y un largo etcétera de desastres que podemos nombrar desde nuestra propia experiencia.
Podemos afirmar que aquello nos quedaba lejos en el tiempo, y es verdad; pero lo de ahora, porque nos toca de lleno y personalmente, parece más real. Lo que sucedió a generaciones anteriores no nos afecta; fue en un tiempo pretérito.
Hoy todo nos alcanza más cerca: crisis religiosa, pandemias, guerras, desastres naturales (danas, deslaves, tsunamis, volcanes en erupción, borrasca Claudia). Pareciera que todo se precipita o que todo nos toca a nosotros. Sin embargo, Jesús nos da cinco claves para afrontar las situaciones de la vida, recordándonos que la esperanza se encuentra en Él.
1. Que nadie os engañe, y no vayáis tras ellos
Jesús nos muestra que la vida está llena de dificultades, luchas y contrariedades. Como hombres y mujeres de fe, no debemos caer en la nostalgia ni en el triunfalismo del pasado.
Ante la crisis y la confusión, Jesús nos invita a no dar crédito a mensajes que no van de la mano con el Evangelio. Si algo nos separa de Cristo o nos aleja de la Iglesia, debemos estar alerta: “No vayáis tras ellos.”
2. No tengáis pánico
Ante los desastres naturales o los conflictos políticos, Jesús nos llama a la serenidad y la calma. No se trata de resignación, sino de fe activa y realista.
El creyente es quien, incluso en la tormenta, mantiene la esperanza firme y no se deja arrastrar por el miedo ni por los agoreros.
3. Demos testimonio
La crisis está aquí: desempleo, desigualdad, violencia, migración, corrupción, desvalorización de la familia…
Y ante todo ello, los cristianos estamos llamados a dar testimonio.
La manera de transformar el mundo empieza en nuestro entorno, dejando que Dios actúe a través de nosotros. Como en Cadena de favores, pequeños gestos pueden cambiar muchas vidas.
4. El Señor habla por nosotros
A veces creemos que lo controlamos todo. Pero la vida nos recuerda nuestra fragilidad y pequeñez.
Jesús nos promete: “Yo os daré palabras y sabiduría.”
En ambientes difíciles, podemos vivir con fe cristiana, siendo testigos sencillos y humildes, pero firmes en la convicción de que su mensaje sigue siendo necesario hoy.
5. Perseverar hasta el fin
Por último, la perseverancia y la paciencia son esenciales.
Necesitamos respirar hondo y cultivar un estilo de vida cristiano, sencillo y paciente, que nos ayude a afrontar los retos actuales sin perder la paz ni la lucidez que nacen del Evangelio.
Cinco claves para tiempos difíciles:
- No te dejes engañar.
- No tengas miedo.
- Da testimonio.
- Confía en que el Señor hablará por ti.
- Persevera hasta el fin.
Porque incluso en los momentos más oscuros, Cristo sigue siendo nuestra esperanza.