Dehonianos

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El sacerdote Félix Blanco, de la comunidad de Padres Reparadores de Alba de Tormes, presidió recientemente una Eucaristía en la que ofreció una profunda homilía sobre la caridad fraterna y la Eucaristía como fundamentos esenciales para construir la unidad eclesial en medio de un mundo marcado por la fragmentación.

En su intervención, el P. Félix invitó a los fieles a “permanecer en el amor que da sentido a la vida”, resaltando la necesidad de construir puentes en una Iglesia que, como la sociedad, experimenta tensiones y divisiones.

Unidad y comunión: un don que se cuida

Partiendo del capítulo 15 del libro de los Hechos de los Apóstoles, el sacerdote evocó la primera gran división vivida por la comunidad cristiana primitiva: el debate sobre la necesidad de ser judío para seguir a Jesús. Este conflicto dio lugar al Concilio de Jerusalén, y aunque la Iglesia de entonces era admirada por su unidad y comunión, “tener un solo corazón y una sola alma”, el P. Félix recordó que “esa gracia es un don divino”.

Cuando se anteponen los intereses personales, advirtió, la comunión se debilita. Y concluyó con contundencia:

“La falta de unidad entre los seguidores de Cristo está manifestando la debilidad de nuestro amor.”

Santa Teresa y el mandamiento del amor

Para ofrecer herramientas espirituales que ayuden a transmitir la paz del Resucitado, Félix Blanco se apoyó en el Camino de Perfección de Santa Teresa de Jesús, donde la santa propone como primera clave espiritual el mandamiento nuevo del amor.

“Sin amor —reiteró— no se puede construir la unidad de la Iglesia, puesto que este es el fundamento de todo lo demás.”

Asimismo, advirtió sobre el riesgo de parcialidades o exclusiones dentro de la comunidad, recordando que el verdadero amor cristiano debe ser universal e inclusivo.

Permanecer en el amor de Cristo

Durante su homilía, el P. Félix conectó este amor con la vida de Cristo. En el contexto de la Última Cena, Jesús muestra la necesidad de que nuestra vida esté “fuertemente unida a la suya”, y aquí Santa Teresa vuelve a ser guía al declarar:

“Oh buen Jesús, qué claro habéis mostrado ser una cosa con él, y que vuestra voluntad es la suya, y la suya la vuestra.”

Este amor mutuo entre el Hijo y el Padre, afirmó el sacerdote, es la gran invitación del Señor para cada uno de nosotros: permanecer en su amor.

La Eucaristía como fuerza unificadora

En una Iglesia donde “muchas cosas pueden generar controversia”, el sacerdote ofreció una respuesta firme:

“Hay una fuerza escondida por la que Dios nos va unificando: la Eucaristía.”

Citando a San Gaudencio de Brescia, explicó cómo Cristo, a través del pan y del vino, nos alimenta, vivifica y santifica.

Cristo, fundamento de nuestra unidad

En la figura de Jesús encontramos el modelo de amor y entrega que permite que los cristianos sean verdaderamente hermanos. Por su vida y sacrificio, “lo que nos une es Él”, insistió el P. Félix.

Concluyó su homilía citando nuevamente a Santa Teresa de Jesús:

“No consintamos, oh hermanas, que sea esclava de nadie nuestra voluntad, sino de aquel que la compró con su sangre.”

Una invitación a vivir desde el amor redentor, fundamento de la comunión cristiana.


Puedes leer el artículo completo publicado por Salamanca RTV al Día haciendo clic aquí: Félix Blanco: “Sin amor no se puede construir la unidad de la Iglesia”

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