Homilía Domingo XXIX del Tiempo Ordinario

En uno de sus sermones, Óscar Romero habla de nosotros como “profetas de un futuro que no es el nuestro”, y de que somos “siervos, no el arquitecto maestro”. Es decir, se nos pide servir, aunque no conozcamos el panorama completo, confiar en El con todo lo que conlleva de incierto. Así es que, intentemos ir por partes.
Es un instinto humano natural luchar por la certeza, querer que tus esfuerzos no resulten en vano. Todos queremos que lo que hacemos nos lleve a alguna parte y por eso solemos formular objetivos, metas e indicadores, sobre todo en nuestro trabajo.
Pero Jesús se empeña en establecer la relación basada en la total confianza en El pues así nos podremos saciar de su conocimiento y aprender de su misericordia como se nos dice en la primera y segunda lectura. Ahora, el problema no es solo la incertidumbre de su propuesta (la total confianza en El y su amor) sino también cómo llevar a cabo su propuesta en mi vida y seguir siendo yo mismo.
Por ejemplo, miro a Santiago, Juan y a su madre, y noto que siguen sin entender nada de su propuesta. De ahí viene lo de “no sabéis lo que pedís”; pero ¿cuántas veces he fracasado yo al fijarme metas sin ver el cuadro completo, o sin realmente saber lo que estoy pidiendo o dispuesto a arriesgar? Seguir a Jesús, además de la alegría y plenitud, conlleva una dosis de dificultad que a veces no queremos ver.
Y el mensaje es claro: hemos venido a servir y no a ser servidos. Servir es la carrera-camino del cristiano. El siervo está a disposición de todos, comprende las debilidades de los demás y las ve en sí mismo. Aceptar ser “como semillas que mueren para dar vida” sería una aproximación válida siempre y cuando nos expliquen su significado actual, la forma en la que uno puede sentirse en equilibrio entre lo que Dios ha soñado sobre mí y lo que yo estoy dispuesto a dar y ser…
En fin, no tengo receta infalible y por eso confío que cada uno pueda encontrar ese camino donde convergen su amor-confianza y tu tú-completo, pero aún así os invito a ver la película “Robot Salvaje” (dibujos de animación, sí) que se ha estrenado recientemente y que es todo amor, un elogio a la comunidad, cómo acoger al diferente, llena de valores humanos y cristianos como el espíritu de sacrficio y el afán de superación. Quizá de un poco de luz a lo que significa hoy 2024 eso de “he venido a servir”. Con cariño,
Jesús Baena.