Partiendo de la visión evangélica de nuestro Fundador, el P. Dehon, descubrimos y experimentamos en el signo del Costado Abierto y del Corazón Traspasado de Cristo, nuestro Salvador, el amor único y totalmente gratuito de Dios, que salva.
Acogiendo al Espíritu, que hace de nosotros nuevas criaturas, queremos corresponder a ese amor siguiendo la vida de Jesús en la profesión de los consejos evangélicos. Uniéndonos así en su perfecta oblación al Padre y a los hermanos hasta la donación total de sí mismo en la cruz y queriendo imitar a María en su plena disponibilidad al proyecto de Dios, ofreciendo todo lo que hacemos, sobre todo nuestras personas y nuestras vidas, para el servicio del Reino.
Prestamos así nuestra humilde colaboración en la obra reparadora de Cristo, sirviendo a la misión de la Iglesia del Señor en constante atención a los hombres, llevando el amor y la reconciliación de Dios principalmente a los más necesitados de amor.
Nos esforzamos en vivir en comunidades fraternas como realización de la nueva fraternidad posible en Cristo, uniendo nuestras fuerzas y haciendo de nuestras personas un don recíproco. Nutrimos y fortalecemos nuestra vocación de amor y reparación en la Eucaristía, celebrando la adoración a Cristo en su donación suprema para la salvación de los hombres y para gloria y alegría de la Trinidad.