SAGRADO CORAZÓN DE JESUS – SOLEMNIDAD

SAGRADO CORAZÓN DE JESUS – SOLEMNIDAD

La solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús es la última de las fiestas “pascuales”. La Pascua, que culmina en Pentecostés, parece estirarse en tres fiestas consecutivas: La Santísima Trinidad, el Corpus Christi y el Sagrado Corazón de Jesús. Al ser la “última” parece que en ella se quieren condensar todas las anteriores celebraciones elevando al Corazón de Jesús como SIMBOLO perfecto de lo que encierra el Misterio (intencionalidad de Dios al crear el mundo) revelado en Cristo Jesús. Jesucristo, desde que nace (se encarna) hasta que es izado en la cruz y muere, todo él, es revelación del Padre. Por eso, viendo a Jesús, vemos al Padre.

En los ejercicios espirituales que realicé en Puente la Reina, la semana de Pascua, el p. Lino Herrero CMM, nos dejó una perla en la última meditación que versó sobre Jesucristo, RESURRECCIÓN Y VIDA. Jesucristo ilumina todo el tiempo pascual y toda la historia. Cristo resucitado aparece rebosante de vida, resplandeciente y glorioso. Aparece como vencedor del pecado y de la muerte. Vence las tinieblas y amanece el día sin ocaso donde el sol invicto es Él. Este resucitado nos invita a la ALEGRÍA y a la ESPERANZA. Nuestra vida es el resultado del amor de Dios que nos llama a la Vida. El camino que conduce a ella queda restaurado y nuestra esperanza está fundada porque Cristo ha abierto la puerta del cielo y ya no se cierra. Podemos entrar por ella. Por el BAUTISMO hemos sido integrados en esta vida trinitaria manifestada en la Pascua.

 

La solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús pretende mirar al Corazón de Jesús como el símbolo que mejor nos muestra estas realidades pascuales y la actividad permanente de Jesús resucitado en medio de nosotros.

 

El p. Lino nos invitaba a ponernos ante la imagen del Sagrado Corazón de Jesús. Mirar el corazón y contemplarlo. Nos decía: No se nos ha dado otro corazón en el que podamos ser salvados que el Sagrado Corazón de Jesús. Es muy importante para cada uno de nosotros estar seguros de que nuestras actitudes hacia Él son las auténticas. Tales actitudes serían cuatro.

 

Primera actitudDelante de Él. El Corazón bueno de Jesús conoce de antemano nuestras preocupaciones y está siempre dispuesto a ayudarnos, pero desea que nos pongamos delante de Él para ayudarnos. Así como un niño con el dedo herido corre hacia su madre para enseñárselo, de la misma manera quiere Jesús que le enseñemos nuestras heridas y pongamos ante Él nuestros deseos o defectos. Dentro de su maravilloso Corazón hay un depósito de remedios, siempre listos, para curar todas nuestras enfermedades y dolencias al igual que en una farmacia siempre están disponibles las medicinas, los ungüentos y las vendas. El Corazón de Jesús está en el Sagrario de nuestros templos e iglesias para que los enfermos y cansados puedan ponerse delante de Él. Cada vez que le pedimos algo quiere tenernos delante de Él.

 

Segunda actitud: Detrás de Él. Mientras vivimos, los hombres tememos por nuestra existencia, porque estamos rodeados de muchos peligros y de enemigos de muchas clases. Sólo nos podemos sentir seguros y a salvo de ellos, si nos refugiamos detrás del Sagrado Corazón de Jesús. El Corazón de Jesús es nuestro escudo protector, que nos defiende en los peligros y nos cubre de los ataques de nuestros enemigos. Protegidos detrás de Él, no sucumbiremos y nos sentiremos siempre seguros. Los que son neciamente temerarios y no se arman con el Corazón de Jesús, a modo de escudo, están perdidos ante los ataques del Maligno, porque Dios resiste al orgulloso, pero ayuda con su gracia al humilde que se cubre detrás del Corazón de su Hijo. En la hora decisiva de la muerte, guárdate detrás del Sagrado Corazón de Jesús.

Además. Jesús va por delante. Él rotura el terreno y va haciendo camino para que podamos avanzar por él y con él. Jesús, nos invita siempre a ponernos detrás de él y seguir sus huellas. Delante de nosotros tenemos un tajamar impresionante que no solo defiende sino que avanza y abre caminos. Abre un camino firme y seguro. Es autopista hacia el cielo.

 

Tercera actitud: Dentro de Él. La paz que todos buscamos sólo la encontraremos dentro del Corazón de Jesús. Ahora bien, no podemos entrar en ese Corazón mientras seamos esclavos de las cosas, aunque éstas sean muy pequeñas. Por eso son tan pocos los que logran la verdadera paz del corazón y son, en cambio, muchos los que viven inquietos. No siempre somos conscientes de este apego a las cosas. Cuando nos vemos privados de ellas es, entonces, cuando reparamos en nuestra esclavitud. Estar esclavizados a las cosas nos impide entrar en el Corazón de Jesús y ensombrece la paz del alma. Uno puede estar cierto que si tiene el corazón inquieto es señal clara de que todavía está atado a alguna cosa terrena. Quien está libre de ataduras puede decir que está en paz, porque en verdad está dentro del Corazón de Jesús.

 

Cuarta actitud: A través de Él. Nadie va al Padre sino a través del Hijo. Por eso todo lo que pedimos al Padre siempre lo hacemos por mediación de Nuestro Señor Jesucristo.

Además de la mediación de Jesús, es que también Él es la PUERTA POR LA QUE HAY QUE ENTRAR EN EL CIELO. Y aquí hay una intuición muy bonita al hablar de la puerta “lateral”. Se salvarán y entrarán en el cielo aquellos que, encontrando la puerta lateral del Sagrado Corazón de Jesús, la franqueen. No hay otra puerta para entrar en el cielo sino la herida del Costado de Jesús, abierta por la lanza del soldado. Sólo si del cielo encontramos la entrada en el Corazón de Jesús, atravesado por la lanza, gozaremos de la felicidad siempre anhelada y soñada.

La herida de la lanza abre la puerta lateral que nos lleva al cielo. Vamos a través de Jesús entrando por esa puerta abierta en el corazón. Esa puerta por la que sale el agua y la sangre, (Bautismo y Eucaristía) que redimen el mundo, que lo fecundan y hacen crecer para que entrando por esa puerta lleguen a la máxima comunión de vida y amor con la Trinidad y todos aquellos que han vivido su bautismo como Don y Entrega siguiendo las huellas de Cristo. Él por delante. Nosotros tras él.

FELIZ FIESTA DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS.

  1. Gonzalo Arnáiz Álvarez, scj.

 

 

 

 

 

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