DIOS ES COMUNIDAD DE TRES PERSONAS

DIOS ES COMUNIDAD DE TRES PERSONAS

El “Dios” revelado en Cristo es un DIOS – TRINIDAD o un Dios con tres Personas: Padre, Hijo y Espíritu Santo. Es un Dios – Comunidad de una forma muy particular.

En el Antiguo Testamento se afirma con absoluta claridad la unicidad de Dios. Dios es Único. Por mucho que queramos no se pueden encontrar en él rastros de Trinidad porque el primer mandamiento de la Ley es claro y distinto: El Señor es solo UNO. Con buena voluntad se pueden encontrar atisbos que , leídos desde la novedad del Nuevo Testamento, podrían dar pistas de una pluralidad en Dios. Un ejemplo de esto es la lectura de Proverbios 8, 22 -31 en la que la Sabiduría parece distinguirse de Dios, gozando de una cierta singularidad. Pero si fuera así, esta Sabiduría no deja de ser creatura salida de la mano de Dios, aunque sea antes de todos los siglos. El Nuevo Testamento recoge esta personificación de la Sabiduría y la atribuirá a Jesús diciéndonos que Él es la Sabiduría de Dios (Mt 11, 19; 23, 34; 1 Cor 1, 24).

Es en Jesucristo, y solo por Jesucristo, en quien se nos revela el “misterio” o la realidad de Dios y por tanto es solo en el Nuevo Testamento donde podemos encontrar las afirmaciones sobre un Dios – Trinidad.

La lectura a los Romanos 5, 1-5 es un claro ejemplo de ello. “Estamos en paz con Dios, por medio de nuestro Señor Jesucristo”. Pablo habla del Dios Uno del Antiguo Testamento; el Dios que es fuente y origen de todo. Pero ha aprendido a llamarle ABBA o Padre. Y aquí se inicia el camino para abrirse a una relación muy particular: la del Padre con el Hijo. Pablo afirma la relación muy particular del “hombre” Jesús con Dios-Padre y le llamará el Hijo y le atribuye el título de “SEÑOR”: “Nuestro Señor Jesucristo”. “Señor” es un título reservado solo a Dios. Al ponerlo al lado de Jesucristo, está afirmando una identidad más que funcional del “hombre” Jesús. Afirma que Jesús es Hijo de Dios y que está en la esfera de la divinidad.

Después, Pablo sigue afirmando: “El Amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones con el Espíritu Santo que se nos ha dado”. Habla de otra realidad “divina” distinta del Padre y del Hijo. Habla del Amor de Dios que se nos da con, por y en el Espíritu Santo. El Amor de Dios es el Espíritu Santo.

San Pablo habla de la Trinidad de una forma dinámica. Una Trinidad que actúa y se manifiesta en la Historia de la Salvación. La Trinidad no es una entelequia sino que es una realidad salvífica que se despliega en nuestra historia en favor nuestro.

En el evangelio de Juan muchas veces aparece la Trinidad en acción. En Juan 16, 12 – 15 Jesús a sus discípulos les habla por un lado del “Espíritu de la Verdad” y por otro del “Padre”. El Espíritu de la Verdad es distinto al Padre y al Hijo, y a la vez es poseedor del común que tienen el Padre y el Hijo. Es una persona o una singularidad que es justamente la comunión, el lazo, el abrazo del Padre y del Hijo en el Amor mutuo. El Espíritu Santo es el Amor en Dios. Ese Espíritu es el protagonista de esta historia nuestra y nos guiará hasta la Verdad plena.

Después afirma: “Todo lo que tiene el Padre es mío. Por eso os he dicho que tomará de lo mío y os lo anunciará”. El Padre le entrega al Hijo todo. El Espíritu toma todo del Hijo que también es del Padre.

Tenemos pues la “foto” y revelación de la Trinidad. Hablar de “foto” es una temeridad porque es igual a querer sacar una foto de nuestra galaxia desde la tierra. En Dios – Trinidad nos movemos, existimos y somos. Es una realidad que nos envuelve y que además es la que posibilita que seamos. Y a nosotros se nos manifiesta como DON que nos salva o regala el formar parte de su realidad divina con todas las consecuencias. Se nos da el ser hijos en el Hijo, por el Espíritu que se nos ha dado, que nos hace clamar a Dios – Padre (Abba).

Hoy deberíamos pararnos en la contemplación de este Misterio de Comunidad de Amor.

Tiene todas las implicaciones sociales que queramos porque el Amor de Dios es exigente o compromete hasta la radicalidad de nuestro ser y funcionar “como dioses” es vivir al estilo de Jesucristo.

Resaltar que Dios es comunidad de comunión. Dios lo es desde el salir de uno mismo y darse a los demás en totalidad. Nosotros cristianos hemos de hacer notar este amor en nuestras comunidades de fe y en nuestra comunidad político-social.

Dios es AMOR. El amor es el fundamento y origen de nuestra realidad personal. La visión antropológica del hombre debe tener por principio el Amor. De aquí nace la libertad y no al revés. Una libertad que no nazca de un amor-oblativo-donación será una libertad que destruye, una libertad egoísta y ególatra. Solo el amor nos hace libres e iguales.

Gonzalo Arnaiz Alvarez scj
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