Seamos cristianos puros, sin caretas ni clases.

Seamos cristianos puros, sin caretas ni clases.

26 DOMINGO – B

QUIEN NO ESTÁ CONTRA MÍ, ESTÁ CONMIGO

 

El libro de los Números 11, 25-29 nos relata un acontecimiento sorprendente en la dinámica de la vida “ordinaria” del pueblo de Israel. Moisés tenía concentrados en su persona todos los carismas o todo el poder (legisla, ordena y juzga). Si eso fue bueno en el momento de la liberación, ahora se mostraba ineficaz. El Espíritu de Dios actúa libremente en Moisés pero no se queda en Moisés. Tiende a difundirse y a suscitar sus carismas en otras personas. Y así lo reconoce Moisés y acepta distribuir su misión y competencias entre 70 personas elegidas del pueblo. Y el Espíritu desciende sobre ellos y empiezan a profetizar. El Espíritu ha tomado posesión de ellos. De inmediato vienen las suspicacias.  Algunos profetizan y no estuvieron en la reunión. Moisés lanza una profecía mayor, junto con su deseo del alma: Ojalá profetizara todo el Pueblo. Ojalá todo el pueblo poseyera el don del Espíritu. En y con Jesucristo se cumplirá esta profecía.

El evangelio (Mc 9, 38-48) sigue presentándonos a Jesús como “Maestro” que se dirige solo a sus discípulos en la casa de Pedro. Está iniciándolos en los valores del Reino y de la nueva comunidad mesiánica a la que los aspirantes siguen teniendo una mentalidad refractaria. No les entra en sus entendederas que, por ejemplo, otros que no son del grupo puedan hacer milagros en nombre de Jesús. Y de ahí arranca la enseñanza de Jesús que sigue los renglones de Moisés. “Quien no está contra nosotros, está a favor nuestro”. Fuera del grupo puede actuar el Espíritu y hacer que otros hombres y mujeres contribuyan a la construcción del Reino. Nadie tiene la exclusiva del Espíritu. El Espíritu no está sometido a instituciones o nomenclaturas. Y sin embargo cuantas veces pensamos en las exclusivas. Personales, comunitarias y eclesiales. Cuantas excomuniones firmadas y proclamadas para siglos después pedir perdón. Mucho ha durado el axioma “extra ecclesia nulla salus” (Fuera de la iglesia no hay salvación). Cómo compaginarlo con el evangelio de hoy resulta difícil. Y claro, si es verdad que el Espíritu se ha derramado sobre toda carne, a ver cómo nosotros le ponemos puertas. Inútil poner puertas al campo. Más inútil poner puertas al Espíritu. Actúa donde quiere y cuando quiere. También en los pueblos que no han oído hablar de Jesucristo ha actuado y actúa el Espíritu desde siempre.

Pero también es necesario recordarlo para andar por casa. Mi hermano también tiene el don del Espíritu. Debo estar atento para ver por donde sopla. Es necesario entrar en diálogo y no excluir de principio. Lo mismo entre las comunidades eclesiales. En la parroquia. Unos son Neocatecumenales, otros Carismáticos, otros de la Adoración nocturna, otros catequistas, otros… del común de los santos. Es necesario ejercer el respeto y la aceptación mutua. Cada grupo tiene también sus carismas. Ninguno es o tiene la exclusiva del Espíritu. Todos tienen parte del Espíritu. Sepamos respetar y amar el don del Espíritu en cada grupo y alegrarnos que el Señor haga obras grandes de mil formas y por mil caminos diferentes.

La comunidad de Jesús no puede ser una comunidad cerrada, exclusivista, monopolizadora, engreída en la posesión de la verdad, altiva y condenadora.  La comunidad de Jesús debe ser una comunidad que pone, por encima de sus intereses, la preocupación por el bien del hombre, y debe ser una comunidad que sabe acoger, apoyar y estimular a todos aquellos que actúan en favor de la libertad de los hermanos, sean estos católicos, protestantes, evangélicos, musulmanes, budistas, agnósticos o ateos. La iglesia debe ser y ejercer la misericordia y el perdón; debe mostrar el rostro materno de Dios.

Este año, a partir de octubre, el Papa nos invita a hacer un alto en el camino y ver si la Iglesia, nuestra Iglesia, nosotros-iglesia, damos señales de vida al mundo viviendo en integridad y profundidad el mensaje de Jesucristo. Precisamente porque todos tenemos el Don del Espíritu y somos “sacerdotes, profetas y reyes”, el Papa nos convoca a preparar el Sínodo del año 2023 bajo el título de “Una Iglesia Sinodal”. Una Iglesia que camina, juntos como hermanos, al lado de los hombres y mujeres de nuestro tiempo para ser testigos de Jesucristo como el camino y la verdad que lleva a la Vida. Se nos invita a mirarnos como comunidad de creyentes y analicemos nuestras relaciones de comunión en nuestras parroquias; sopesemos los pros y los contras y tratemos de superar aquello que impide la comunión. La finalidad del Sínodo no es producir documentos, sino “hacer que germinen sueños, suscitar profecías y visiones, hacer florecer esperanzas, estimular la confianza, vendar heridas, entretejer relaciones, resucitar una aurora de esperanza, aprender unos de otros y crear un imaginario positivo que ilumine las mentes, enardezca los corazones, dé fuerza a las manos (Francisco a los jóvenes)”.

La carta de Santiago pone nuestra mirada en la ética social. Está escrita hace dos mil años, en un ambiente donde las distancias entre las clases sociales eran infinitas. Se atreve a decir verdades de a puño que sin duda eran desestabilizadoras e invita a los cristianos a entrar en un nuevo orden social donde las riquezas no sean el horizonte del primer valor a conseguir. Pero sobre todo clama contra la injusticia de aquellos que se hacen ricos a cuenta del trabajo y el esfuerzo de los otros. Acumular bienes a costa de la miseria y de la explotación de los hermanos (los otros) es un crimen abominable que Dios no dejará impune. 

No es cristiano quien no paga el salario justo a sus obreros, aunque ofrezca después grandes sumas para la construcción de una iglesia; no es cristiano quien especula con los bienes de primera necesidad, aunque vaya todos los domingos a misa; no es cristiano quien inventa esquemas para no pagar impuestos, aunque sea muy amigo del cura de la parroquia; no es cristiano quien se aprovecha de la ignorancia y de la miseria para realizar negocios altamente rentables, aunque piense repartir con Dios los frutos de sus rapiñas….

Puede resultar fácil señalar a otros, y es bueno desenmascarar; pero también hemos de ser valientes y revisar nuestro corazón que puede no estar exento de esta “codicia” pero que no la ejerce porque no puede o no tiene oportunidad.

Gonzalo Arnaiz Alvarez scj
[email protected]
1 Comentario
  • Conchita Parra García
    Publicado el 20:17h, 23 septiembre Responder

    Muchisimas gracias P-Gonzalo que Nuestro Señor siempre le acompañe le proteja y le Bendiga .. Doy gracias a Dios por traerle a mi vida. Un abrazo muy grande con todo mi cariño y respeto . 🙏🙏🙏🏫

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